El evento comenzó con un repaso por la biografía de Ángela Gurría, enfocándose en sus primeros acercamientos al arte, especialmente a la escultura, disciplina en la que se desarrolló con mayor profundidad. A lo largo de la charla, se presentaron algunas de sus obras más importantes, muchas de ellas esculturas monumentales que aún hoy intervienen espacios públicos con su imponente presencia.

A pesar de no haber estudiado formalmente artes plásticas en sus inicios, Gurría ingresó a la Academia de San Carlos a los 44 años, en un entorno predominantemente masculino. Se destacó esta situación durante la charla, subrayando que su legado se debe en gran parte a su insistencia en participar activamente en un campo donde la figura femenina estaba casi ausente. Su decisión de trabajar en gran formato fue una postura firme que mantuvo a lo largo de su carrera, con un posicionamiento sólido no solo en el ámbito artístico, sino también en el espacio público, donde buscaba romper con el elitismo tradicional del arte.

El motivo central de sus esculturas públicas era establecer un diálogo con la comunidad. Estas piezas no solo otorgan identidad a los espacios donde se ubican, sino que también logran una interacción visual e inmersiva con quienes las contemplan. Se mencionó brevemente la importancia y vigencia de las esculturas colosales de Ángela Gurría, describiendo cómo las personas se relacionan con ellas y destacando el valor de las obras que pertenecen al dominio público.

Emilio Javelly Gurría comentó que la visión de su madre iba más allá de la mera intervención estética de los espacios públicos. Su objetivo era provocar un interés genuino en quienes transitaban por esos lugares, fomentando un sentido de apropiación comunitaria a partir de sus obras, lo que reforzaba la creación de un sentido de comunidad.

El legado de Ángela Gurría no se limita a su presencia artística; también nos deja un motivo para continuar promoviendo espacios donde las mujeres artistas, sin importar su disciplina o campo de conocimiento, puedan destacar y ocupar el lugar que siempre han merecido. El conversatorio concluyó con una reflexión sobre la importancia de resistir en entornos donde históricamente se ha negado el acceso a las mujeres, reforzando así el sentido de comunidad que se refleja en la obra de Gurría.