Sabiendo que si solo se enfocaba a una disciplina para desarrollarse como artista se limitaría, “entonces, empecé a hacer diversos proyectos, que se vuelven toda la mezcolanza de mis trabajos”.

Una exposición nutrida por imágenes, dibujos, pinturas y videos; por partes escénicas, teatro de papel y sombras; escrituras, guiones radiofónicos, cuadernos de trabajo y acontecimientos sonoros compuestos por la Orquesta Pelambre, conformada por tlacuaches, zorrillos, cacomixtles y ratones.

Se optó por discursos en diferentes formatos, ya que, al adentrarte en ella, escuchamos los relatos radiofónicos-ruidistas sobre poemas, fábulas y plegarias, pero también las diferentes piezas hechas de papel, cartón, grafito y acuarela figurando a través de la iluminación.

La parte auditiva se compone por extractos escritos que Otto dio a sus conocidos para que cantaran y se generara así, una ópera, una exposición colectiva e interactiva que permite al público jugar con los personajes de papel fantaseados entre el sueño y la vigilia a la que se somete mientras escribe y crea.

Entre la sala verde y rosa, Otto exhibe sus cuadernos de trabajo, en los que afirma trabajar al levantarse, con esas escrituras realizó un libreto, lo ordenó y editó, para así, darle forma y estructura a Ópera Æsopus.